La felicidad no se compra, no se permuta, no se canjea

Autores: Juan Diego Betancur Arias, Luis Fernando Quintero Arango

Correo electrónico: cienciayacademia@amigo.edu.co; luis.quinterora@amigo.edu.co

En la última década se ha dado un desarrollo exponencial a la cultura de la felicidad en todos los contextos, áreas y dimensiones que habita el ser humano.

La felicidad hace parte de las emociones universales, tal cual como lo plantea Damasio, 2010. Nuestro cerebro/cuerpo es capaz de generar estados de felicidad acudiendo a la dotación biológica o pack de emociones instalado en la herencia evolutiva del individuo. Por tal razón no tenemos que estimular constantemente y de forma casi que forzada a nuestro cerebro a que mantenga el piloto automático de la felicidad en nuestros cuerpos o repertorios conductuales para la acción.

La mercantilización de la felicidad, ha traído serios inconvenientes en la salud mental de los individuos. Una de las razones tiene que ver con los ideales que proponen en esta gran industria; conllevan a la frustración marginal del individuo, causando en la mayoría de los casos desesperanza aprendida, depresión, ansiedad, estrés, entre otras patologías personales y sociales.

Aplicaciones como «Jetpac» que mapea el número de sonrisas que en las redes sociales las personas proyectan, ayuda a descifrar cuál país tributa más caras felices y a ello se le pueden atribuir lugares privilegiados en la cultura Be happy. Las redes sociales concentran una cantidad considerable de influenciadores de felicidad constante, cápsulas diarias para estar alegres, retos que conducen al sujeto a enfocarse en experiencias satisfactorias la mayor parte del tiempo, programas para el desarrollo empresarial basados en la cultura happinnes, entre otros productos o servicios que ofrecen felicidad.

De un tiempo para acá, las sociedades han centrado sus discursos y practicas entorno al ideal que representa la felicidad distorsionada. Sobre la cual posan mitos, imaginarios y representaciones que contienen los sesgos mentales de quien promociona una cultura ligera de la felicidad. Una felicidad en «tarro» como si se tratará de un producto, un bien o un servicio.

La felicidad es un estado físico y mental del ser, que contempla tres componentes: 1). Bienestar, 2). Alegría, 3). La experiencia consciente que está experimentando felicidad. Quiere decir que la felicidad no se limita única y exclusivamente a emociones de alegría. Es una configuración equilibrada que permite razonar acerca de las condiciones y situaciones que pueden llegar a generar solo los estados de felicidad, que primero se aprecian en el cuerpo y luego se hacen conscientes.

La felicidad entonces en el ser humano, ha de ser comprendida como un estado causado por un estímulo emocionalmente competente, que se desprende del mundo exterior y hace que aflore la felicidad en los mecanismos cerebrales estructurales y funcionales encargados de la emoción en nuestro cuerpo.

Es ilógico pensar que el ser humano debe estar permanentemente feliz; se debe abrir y esperar otras emociones como la tristeza, el enfadado, la furia o el dolor. Esto sucede porque la emoción es causada por los estímulos externos, lo que nos confirma todo el tiempo que no somos controladores experimentales de situaciones vitales.

No comprar «felicidad» es la cuestión, estar en vía del autodescubrimiento constante, coherencia y aprendizaje a lo largo de la vida, nos permite apreciar, acoger y moldear todas las experiencias por las que transita el sujeto en todo su curso vital.

Estar guiado por una cultura de la felicidad sesgada frustra al sujeto a nuevas oportunidades instaladas en la sostenibilidad de los talentos que posea.

Referencias

Damasio, A. (2010). Self Comes to Mind: Constructing the Conscious Brain. Vintage Books.

Nota legal

Piacquadio, A. (15 de marzo de 2018). [Imagen pexels]. https://www.pexels.com/es-
es/foto/leyendo-nino-pagina-persona-1741230/

Cómo citar este texto siguiendo las indicaciones de la séptima edición de APA:

Betancur Arias, J. D., y Quintero Arango, L. F.  (18 de septiembre de 2020). La Felicidad no se compra, no se permuta, no se canjea. Blog Fondo Editorial Universidad Católica Luis Amigó. la-felicidad-no-se-compra-no-se-permuta-no-se-canjea

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