Autor: Juan Diego Betancur Arias
Correo electrónico: cienciayacademia@amigo.edu.co
Las ciudades vuelven a estar congestionadas. Los autos circulan como recién salidos de concesionario y se atisban por montones. Las personas se «miran» unas a otras con extrañeza; parecemos nuevas especies en evolución.
Nuestros labios no se aprecian, tampoco la sonrisa. Estamos mimetizados emocionalmente. La expresión de la sensibilidad está cubierta por un tapabocas que amenaza nuestro bienestar cuando naturalmente nos agregamos e interactuamos con el otro. Es tan necesaria la presencia y sentirnos cerca, que pedimos permiso para abrazar y asumimos el precio de ese contacto que exige la piel.
Es triste ver cómo el otro no responde al saludo a menos que se agite la mano para hacerse notar. En la actualidad, levantar la ceja, dar un beso, guiñar un ojo, la picaría o el cortejo no son asuntos que integren la interacción constructiva con el alter. Sentimos miedo, inseguridad y angustia cuando las conversaciones y el contacto con los demás exceden un tiempo; apenas se siente que se está viviendo como «antes», se desata una cascada de pensamientos y emociones que cambian abruptamente la actitud y la motivación de nosotros para realizar las cosas en compañía o agregado.
Creemos en la necesidad de re-inventarnos, re-estructurarnos y no sé qué más re. En realidad, no sé hasta qué punto empieza a ser tan irracional esta urgencia. ¿Acaso los pensamientos que traíamos antes de todos estos acontecimientos confrontativos por los que transita el ser humano en la actualidad, eran tan evolucionados, racionales y adaptativos? Estábamos igual de rotos, vueltos a coser, cicatrizados y marcados por muchos acontecimientos como para re-pensarnos cuando nunca nos hemos pensado, avanzamos sin hacerlo; con el agravante de seguir la senda bajo las mismas acciones y comportamientos. Igual de equivocados.
Aumenta el miedo a nosotros mismos y con él la inseguridad, nos sentimos ajenos a nuestros ejercicios matutinos y todo el tiempo se exigen nuevas implementaciones, precauciones y regulaciones para convivir con lo de siempre. Las emociones negativas son las que predisponen al ser humano en su comportamiento habitual.
El ser humano tiene una esperanza para situar esta inseguridad en otro plano de la existencia y las vivencias. Una vez sitúe su consciencia en el desarrollo de aspectos dimensionales del ser, podrá avanzar sin tropiezos en esta prueba que establece un mensaje de unión, comprensión, valoración y admiración por el otro.
Retornar a lo básico, a amar sin tocar, confiar sin condicionar, asumir la diferencia y reconocer la energía en el otro es la tarea que emprende el ser humano para darle luz a esta oscuridad de miedos e inseguridades internas que hacen que nuestro comportamiento se aprecie, por momentos, sin norte y desesperanzado.
Nota legal:
Cityswift. (1 de junio de 2020). Molly muffled [Imagen de Flickr]. Recuperado de https://www.flickr.com/photos/cityswift/49965949078/
Cómo citar este texto siguiendo las indicaciones de la sexta edición de APA:
Betancur Arias, J. D. (17 de julio de 2020). Viene aumentando la inseguridad. Blog Fondo Editorial Universidad Católica Luis Amigó. https://editorialluisamigo.home.blog/2020/07/17/viene-aumentando-la-inseguridad/