Autor: Hernando Alberto Bernal Zuluaga
Correo electrónico: poiesis@amigo.edu.co
Esta pandemia por la que está pasando el mundo, ha sacado a relucir lo mejor y lo peor del ser humano. Particularmente aquí, en nuestro País, pareciera haber sacado lo peor, o no, simplemente ha develado lo que existe en él desde hace muchos años o siglos: la corrupción. En efecto, los corruptos de Colombia salieron a sacar provecho de la pandemia y el estado de confinamiento obligatorio por el que pasamos.
Habría que aclarar que la corrupción no solo ha existido en Colombia; ella nos acompaña desde los orígenes de la humanidad y en todas partes, pero al parecer, es un componente de la idiosincrasia del País, y sobre todo, del departamento –Antioquia–. Lo anterior puede tener una explicación en la transmisión de la denominada viveza indígena, la cual se ha endosado como valor fundamental desde los orígenes de la cultura antioqueña, solo que dicha “viveza” se ha comportado como un virus: no solo se ha esparcido por todo un departamento, sino a todo el país –Colombia ocupa el primer lugar en corrupción en el mundo (Cantillo Guardo, 2020)–.
¿Y del Departamento al resto de los países? No, Antioquia no es el epicentro de este “virus”; en el resto del mundo también hay muchos otros focos de corrupción. Pero como bien lo indica Mejía (2010), hablando del cuento Que pase el aserrador: “Fuera de sus valores literarios, en el imaginario colectivo el cuento representa el arquetipo del antioqueño: recursivo, atrevido, chacharachero, audaz. Hay una palabra que agrupa con precisión todas estas características: el avispado” (párr. 3).
En efecto, fue el pueblo antioqueño el que creo el culto al avispado, ese que con su astucia sale triunfante de todas las situaciones, quien no hace empresa sino negocios, quien sabe ganársela de ojo sin ningún esfuerzo (Mejía, 2010),
el avispado es cañero, fafarachero, lanza, espuelón, fregao y ventajoso, tiene agallas y se lleva a todo el mundo por delante. El avispado se ufana: «Yo no lo tumbé, él se cayó sólo». Para el avispado no hay mayor triunfo que sacar ventaja en cada negocio
(Mejía, 2010, párr. 4).
Así pues, la malicia indígena se ha transmitido en nuestra cultura como valor esencial desde la infancia, con su consigna “el vivo vive del bobo” y “no hay que dar papaya” (García Villegas, 2006); el avitato es entonces aquel sujeto que busca sacar ventaja y provecho del otro, sin tener en cuenta la ética ciudadana.
Señala Mejía (2010), que esta cultura del avispado desprestigia la educación y el saber, el arte y la ciencia; eso hace que en nuestra sociedad se valore más al avispado que al científico, al intelectual y al artista:
El avispado tiene profunda confianza en sí mismo, por tanto, no requiere de preparación, dado que su astucia natural le permite salir triunfante en todas las situaciones. El avispado no prevé las situaciones, las resuelve en cada momento gracias a su viveza. El avispado no hace empresas, hace negocios. Para el avispado la mejor universidad es la calle y la vida. El avispado no cree en el esfuerzo pues sabe cómo se la gana de ojo. El avispado no conversa, sino que se come de cuento a la gente
(Mejía, 2010, párr. 4).
Por todo lo anterior, casi que se puede decir que el avivato y el corrupto son la misma persona. El corrupto es pues un avivato, alguien dedicado a sacar algún provecho del otro y de las oportunidades que se le presenten en la vida y, cuando esto hace parte de la idiosincrasia de un país como el nuestro, la corrupción prevalece; por eso se ve, no solo a los políticos, sino también a la gente del común, al pueblo mismo, sacar provecho, ventaja del otro, más allá de cualquier ética ciudadana. En resumen: es mejor desconfiar del avivato (Mejía, 2010).
Referencias:
Cantillo Guardo, S. M. (17 de enero de 2020). Estudio ubica a Colombia como el país más corrupto del mundo. El Heraldo. Recuperado de https://www.elheraldo.co/colombia/estudio-ubica-colombia-como-el-pais-mas-corrupto-del-mundo-694743
García Villegas, (3 de diciembre de 2003) Ciudadanía y cultura del incumplimiento de reglas. En Cátedra de Formación Ciudadana “Héctor Abad Gómez”. Un aporte a la construcción de civilidad. (pp. 51-66). Corporación para la Educación y la Salud Pública Héctor Abad Gómez y Universidad de Antioquia, Medellín. Recuperado de http://portal.udea.edu.co/wps/wcm/connect/udea/c0bdc1c9-b07b-4c32-8617-f0334cf2b49c/catedra07.pdf?MOD=AJPERES
Mejía, J. L. (febrero de 2010). El culto al avispado. Universo centro (09). Recuperado de https://www.universocentro.com/NUMERO9/Elcultoalavispado.aspx
Nota legal:
Sajinka2. (29 de enero de 2016). Esposas, dinero, corrupción [Imagen de Pixabay]. Recuperado de https://pixabay.com/es/photos/esposas-dinero-corrupci%C3%B3n-econom%C3%ADa-2070580/
Cómo citar este texto siguiendo las indicaciones de la sexta edición de APA:
Bernal Zuluaga, H. A. (26 de mayo de 2020). Desconfía del avivato. [Mensaje en un blog]. Recuperado de https://editorialluisamigo.home.blog/2020/05/27/desconfia-del-avivato/